Yuru Camp – Reseña

 Nadeshiko Kamigahara es una estudiante de preparatoria que un día decide visitar el monte Fuji. De camino, la lluvia la obliga a parar, pues iba en bicicleta, y se toma una siesta en un parador. Cuando despierta, la sorprende la noche y el frío; desorientada, echa a deambular y se topa con Rin Shina, una chica que acampaba en los alrededores y a quien da un susto de muerte.

 Aclarado el susto, Rin invita a Nadeshiko a su tienda. Ambas se sientan junto al fuego a beber algo caliente, un hermoso momento en medio de la naturaleza que hará que Nadeshiko descubra una afición apasionante.

 Nadeshiko disfrutando junto a Rin de la noche ante el monte Fuji. Nadeshiko es una chica entusiasta, alegre, hiperactiva y dada a asombrarse con cualquier detalle con la naturalidad de una niña pequeña. Es un personaje que, como ocurría con Ammy de Long Riders, anime del que hablé un par de años atrás y que es de un corte similar a Yuru Camp (Laid-Back Camp, Cruchynroll), buscará con su inocencia y ardor contagiarnos de su nuevo hobby.

 Como no podía ser más, Nadeshiko correrá a apuntarse al club de camping de su colegio. Para su sorpresa, el club cuenta con solo dos estudiantes, Chiaki Ogoaki, la presidenta, y Aoi Inuyama. Pero a Nadeshiko no le importa y se muestra de inmediato dispuesta a aprender de sus compañeras y ansiosa por ponerse cuanto antes a tender alguna tienda.

 Rin, habiendo armado su carpa, disfrutando de una taza de té y una apacible lectura. Rin es todo lo opuesto a Nadeshiko; es solitaria, tranquila, reflexiva y un poco amodorrada. Ella, a diferencia de su amiga, nos ofrecerá un punto de vista más contemplativo y bucólico del camping, una perspectiva que el anime reforzará con la apabullante belleza de los paisajes ante los que veremos acampar a Rin y en donde ella casi parecerá un elemento más de la naturaleza. La tranquila música hace el resto.

 Hay momentos donde me pregunté, y esto también me ocurrió con Long Riders, si no estaba ante una especie de sofisticada publicidad; en este caso, para enganchar a los japoneses al camping. Pero bueno, lo más seguro es que el autor simplemente haya querido expresar su pasión por su hobby, cosa que hace muy bien. Lástima no vivir en Japón y poder disfrutar de algo así, ja. Digo, por estas latitudes no estamos faltos de hermosos paisajes donde acampar, pero otra historia es que puedas hacerlo confiado de que no te acechará alguna bestia, y no precisamente salvaje, je.

 Con el correr de los episodios, ambas protagonistas irán forjando una amistad que hará que Rin se abra un poco más a compartir sus ratos de camping. La historia, pues, va sobre estas dos chicas y sus experiencias acampando. No hay más. Estamos ante un recuentos de la vida con unos toques de yuri, aunque esto último creo que dependerá de nuestro punto de vista. Muy recomendable para pasar un buen rato de evasión y, como dije con Long Riders, permitirnos soñar con ese Japón que a muchos tan lejano nos queda.

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