Huck es un niño de unos trece años que vive en casa de la viuda de Watson, una señora acomodada de San Petesburgo, un pueblo situado a orillas del Mississippi. La viuda lo adoptó después de que Huck la salvara de un robo y con dedicación procura que el niño, que hasta entonces gustaba de dormir en barriles, darse a la pereza y disfrutar del vicio de un puro, aprenda a vivir como un niño cualquiera, que crece sano y querido entre afectos.
Huck no se muestra demasiado fervoroso con las intenciones de la viuda, sobre todo en lo que atañe a las cosas de la religión, importantes para ella, pero trata de ponerle algo de empeño para contentarla. Sin embargo, aparecerá el padre de Huck, un hombre alcohólico y violento, que echará todo a perder.