Las aventuras de la Principita Eiko – Cap. 61

Los Vals Negros

 El Bonta mascó de su puro y entró a caminar furibundo a lo largo de la mesa. Confiaba en su pupila, no dudaba que Silky podría conducir con seguridad a Eiko por el bosque; con ella a cargo, ya no tendría que preocuparse por cualquier imprevisto que pudiera ocasionar la corta edad de la niña, como ser algún lloriqueo o travesura que la delatara ante los guardias del Batallón Pluto, que era lo que más temía y donde Mei Ling poco podía hacer.

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