Terminé de leer la saga Geralt de Rivia

 Hace tiempo conté de aquello que me encantaba de los cuentos que abren la saga Geralt de Rivia de Andrzej Sapkowski: el uso de tradiciones y supersticiones locales y el esmerado trabajo con las palabras para dotar a cada cosa un sentido misterioso y mágico. Leer a Geralt fue descubrir en la fantasía épica las historias de apariciones o la mención de una mera receta para curar el mal de ojo que me encantaba oír de niño y que en Tolkien, por ejemplo, apenas podías encontrar, pues el mito, la épica y la poesía se imponían, en palabras del mismo Tolkien, a los «cuentos de vieja».

 Todo esto sumado al atractivo del brujo, a lo trabajado de los personajes, a la crudeza y realismo del mundo y a la genial deconstrucción de los cuentos de hadas pergeñada por el escritor polaco. Pues bien, ocurre que terminé por fin con la saga, así que aprovecharé para unos pensamientos. Habrá spoilers, menores, pero spoilers.

 Lo primero, decir que me desilusionó que con las novelas Sapkowski haya reducido a menor relevancia el ambiente de misterio mágico y superstición qué tanto me había encantado con los cuentos. Con las novelas levanta vuelo el entramado político, las maquinaciones de los magos, el enemigo poderoso en las sombras, el asunto élfico, el héroe llamado a ser tal por una profecía. Todo se vuelve más ambicioso y ya visto, aunque en verdad que el escritor se encarga de retorcer con maestría los tópicos anteriores. Pero en fin, los monstruos dejan de importar y con esto para mí se resiente el papel de Geralt, que pasa a ser un héroe con espada más, construido como nadie, pero uno más. Yo al menos encontraba fascinante al Geralt versado en monstruos y tradiciones, que buscaba hierbas para preparar pociones, que aconsejaba a sus clientes tal objeto, como ser alguna piedra, para contrarrestar mágicamente alguna aparición, o que era mirado con recelo por la gente como si fuera un monstruo.

 El Geralt de los cuentos, pues, con las novelas se va desdibujando. No es que el personaje decae, por el contrario, se concreta y crece. Pero en mucho deja ser de «el brujo» que conocimos, un personaje especial aún en presencia de elfos, hechiceros y enanos y aún ante un monstruo. El brujo, en mi opinión, era el hobbit de Tolkien, el personaje original que venía a engrandecer la fantasía, y por esto lamenté que Sapkowski relegara su misterio mágico a favor de las complejidades comunes a las personas, que ciertamente fue el objetivo del escritor en las novelas, también en los cuentos, hurgar en el corazón humano mientras ponía patas para arriba los tópicos de la fantasía. Desde ya que amé que Geralt buscara su sentido en la vida en su hija adoptiva. Pero, me habría gustado que esto lo hallara entre monstruos, con Ciri, Yennefer y demás, pero combatiendo monstruos, no a reyes, soldados ni hechiceros.

 Este viraje en el papel de Geralt tampoco es que ocurre por nada. El autor lo había adelantado en los mismos cuentos: el mundo estaba cambiando; los monstruos menguaban y estaban siendo reemplazados por otros, por los humanos. Y claro, con personajes como Vilgefortz o Bonhart, qué temer de un basilisco o una lamia. Geralt por fuerza tenía que dejar la espada de plata. Lo genial, por parte del escritor, es que tendría que hacerlo para rescatar a un monstruo, como así era vista por aquellos que la temían y querían usarla, la Niña de la Sorpresa.

 Llegamos a la heroína de la historia, la Leoncilla de Cintra, Ciri. Ay, ¡cómo me hiciste sufrir, Cirilla! Tengo grandes, pero grandes problemas para tolerar la crueldad hacia la mujer, y que a una chica de 16 años el escritor la haya expuesto a lo más bajo y ruin del ser humano me llevó a sofocantes ratos de lectura. El trabajo que el escritor hizo con ella me pareció soberbio, pero, crueldad al margen, y volviendo con los brujos, lamenté no ver parte de la trama con Ciri como pupila de Geralt. Tuvimos a la niña estudiando y entrenando para el oficio, sí, pero no poniendo en práctica lo aprendido bajo la supervisión del brujo, como ser tratando de identificar en un pantano las huellas de un monstruo o adentrándose en una cueva abandonada en busca de vampiros, si me permite uno de los mejores personajes de la saga…

 Disfruté muchísimo con la pequeña Ciri repasando una lección de monstruos con Vesemir. También con su dura travesía por el desierto junto a Caballito, donde pudo destacar como brujilla. Una pena que Sapkowski nos haya dado poco de estos ratos.

 ¿Qué más? Me ha gustado, no sé si encantado, que Sapkowski buscara situar la leyenda del brujo en un marco de tradiciones y leyendas más amplio y nuestro. Digo, por todo el asunto de Nimue y demás, que en un principio odié porque demoraba la trama y porque trastocaba brucamente el mundo que conocía de Geralt. Pero a la larga me resultó interesante y creo que con una segunda lectura y, especialmente, un recorrido por foros podré apreciar mejor.

 Hablando de mundos… Nuevamente, fuera de lo relativo al brujo y sus labores y, añado, lo relacionado con la Niña de la Sorpresa, el destino y el papel de Ciri, el mundo de Geralt no me causó el interés de, por ejemplo, la Tierra Media de Tolkien. En otras palabras, no me interesaría por saber del lore de Geralt en un grupo o foro sobre la saga fuera de cuestiones muy concretas. Esto quizás porque lo encuentro demasiado medieval, demasiado humano. También pienso que tanto nombre y tanto nombre raro, tanto país, tanta historia con personaje secundario que a veces no recuerdas de dónde había salido lleva a que durante la primer lectura receles de todo aquello que no tenga que ver con Geralt, Ciri y Yennefer.

 En fin, gracias Sapkowski por tan buenos personajes. Ciri y Geralt han pasado a ser mis personajes preferidos, no digo que los más, de la fantasía épica. Los cuentos los volveré a leer, sería la tercera vez. Del resto, la primer novela sin dudas, pero a partir de la cuarta empezaría a leer las partes que más me gustan. Si se han aventurado hasta aquí y todavía no han leído a Geralt, ya se tardan, je.

2 comentarios en “Terminé de leer la saga Geralt de Rivia

  1. Me parece una excelente entrada, me ha gustado que hayas criticado ciertos puntos de la obra y el rumbo que toman, generalmente cuando oigo hablar de la saga literaria solo escucho buenos comentarios. Desde hace un tiempo quiero ponerme al día con los libros, impulsado por los videojuegos (que no he jugado mucho). Aunque encontrar ediciones en español por aquí se me ha hecho tremendamente complicado. Por otra parte, no tenia idea de los cuentos que mencionas, la verdad es que me gustaría echarles un ojo antes que las novelas.

    Un gran saludo!

    • Sì, no lo dudes con los cuentos. La saga comienza con los dos libros de cuentos. Si empiezas desde La sangre de los elfos, la primer novela, te perderàs mucho de la historia.

      Un saludo y gracias por pasar.

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