Lo que mucho me gusta de los cuentos del brujo

 En estos días, después de un año dedicado a los juegos online, estuve jugando Witcher 3. Como para meterme mejor en el papel de Geralt, me puse a releer los cuentos de ese magnífico caldero de leyendas y cuentos de hadas que son los cuentos de la saga «Geralt de Rivia» de Andrzej Sapkowski, y como ha ocurrido con mis anteriores lecturas, quedé admirado del buen hacer del escritor polaco para crear una atractiva atmósfera de fantasía y misterio a partir de la recurrencia con palabras que hacen a la superstición o al conocimiento que brinda la experiencia con la naturaleza.

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 La entrada va de mi gusto por la tradiciones con las que el escritor polaco puebla sus páginas y que constituye para mí un gran atractivo de la saga, saga de la que por cierto estoy por el tercer libro. De ahí el título.

 En el primer cuento, «El brujo», a Geralt se le encomienda la tarea de desencantar a una princesa, la hija del rey Foltest. El rivio sugiere:

 «Un zafiro con una burbuja de aire dentro. Aparte de eso, en la habitación en la que vaya a dormir hay que quemar en la chimenea, cada cierto tiempo, unos vástagos de enebro, retama y avellano».

 El zafiro para amuleto, atado al cuello de la princesa con una cuerda de plata. La idea de un amuleto y unas hierbas a quemar en una chimenea resulta casi tan encantadora para mí como cualquier criatura o paraje de fantasía.

 El nombre de las hierbas es de importancia. El enebro por ejemplo lo encuentras para infusión en cualquier tienda, pero cuando Geralt habla de usar las hierbas para un conjuro la planta adquiere un profundo sentido de fantasía, pues ese enebro habla de alguien versado en herboristería que lo habrá de cortar, de alguien que a la intemperie habrá de hurgar entre los pastos en su búsqueda, de libros que hablan de sus propiedades mágicas. Los nombres de los árboles y demás plantas me sugieren mucho, y me gusta encontrarlos en esta literatura. Los nombres de la piedras preciosas, en cambio, no me sugieren tanto, quizás porque veo a lo que involucra a la extracción de minerales y piedras como algo poco, digamos, «feérico», con perdón de los enanos de Tolkien y de la plata, medular para la fantasía.

 Tolkien en el ensayo Sobre los Cuentos de Hadas habla del poderoso encanto que brindan las palabras, y Sapkowski parece muy consciente de ello. Es repasar las páginas del brujo y encontrar que las descripciones están saturadas de términos que dan vida propia a una cosa; Sapkowski no se contenta con decir que un chaleco es de cuero, dice además que el cuero es de «piel de foca». Todo escritor, en general, cuida de estos detalles, pero pienso que Sapkowski en cuanto a lo minucioso destaca especialmente. Eso sí, tampoco es que a cada elemento el autor otorga un nombre propio, que de lo contrario la lectura agobiaría por lo barroca.     

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 Cierro (perdón por lo brusco, pero es que no puedo escribir demasiado ahora) con una escena que es de mis preferidas del brujo y que no puedo dejar de mencionar. No voy a decir a qué cuento pertenece para no destripar la trama.

 «Ya no era la delgada muchacha de aldea vestida con un traje de lana cardada. A través de la hierba del calvero venía, no, no venía, fluía hacia ellos una Reina, resplandeciente de cabellos de oro, de ojos de fuego, la maravillosa Reina de los Campos, decorada con guirnaldas de flores, espigas, tallos de hierba. A su izquierda renqueaba sobre unas patitas inseguras un cervatillo, a su derecha se arrastraba un enorme erizo.»

 Recuerdo que cuando me topé con este cuadrito lo compartí de inmediato en mi muro, tan maravillado había quedado. La presencia del cervatillo y el erizo es genial. Ellos son los que hacen de la Reina de los Campos algo más que una mujer hermosa de la que se nos cuenta que es una diosa o un hada. Otro buen ejemplo del buen sentido poético de Sapkowski.

5 comentarios en “Lo que mucho me gusta de los cuentos del brujo

  1. Mi experiencia se limita a los juegos, así que poco puedo aportar.
    Pero me alegro de encontrarme con este tipo de lecturas.
    Quizá en el futuro, si saco tiempo, pueda dedicarles el tiempo que se merecen.
    Saludos.

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