Chu Xuanji es una chica que crece mimada y consentida en la secta Shao Yang. La tara con la que nació, la ausencia de sus sentidos, llevó a que mantuviera la inocencia de una niña. Es torpe, perezosa, distraída y pésima discípula, nada en ella puede presagiar que es la reencarnación de la terrible diosa de la guerra del Cielo.
Cuando en un festival conozca a Yu Sifeng, un chico de otra secta, sus recuerdos y poder comenzarán a aflorar, quizás, para la ruina del mundo.
Hace unos días terminé Eternal Love, drama chino del que recientemente escribí unas impresiones, y quería compartir unos pensamientos respecto a algo que no me había ocurrido con los c-dramas.
Desde ya, no pasen de esta imagen si no vieron o terminaron la historia.
Bai Qian es una princesa del clan del Zorro que haciéndose pasar por hombre entrena como discípula del dios de la guerra del reino celestial, Mo Yuan. Con ella, que se hace llamar Si Yin, la mohosa fortaleza del dios pasa a bullir de vivacidad; los discípulos le toman especial afecto a la díscola chica que trajo emoción a sus días, también el dios, quien además, por saber de su secreto, se enamorará discretamente.
Pero una inminente guerra amenaza la paz del reino y puede que sea demasiado tarde para Si Yin y Mo Yuan.
Jinmi es un hada que crece feliz en el Reino de las Flores. Ella es hija de la difunta inmortal de las flores, Zifen, que falleció de pena al darla a luz y que para que en el futuro no padeciera por amor, cegó su corazón con un encantamiento.
Una noche que jugaba con una amiga, ver caer del cielo un ave abrasadora, a la que encontrará herida en la forma de un celestial, Xufeng. Con él, el corazón de escarcha de Jinmi comenzará a arder y a sufrir por el amor para el que había sido negado.
Ling Xi es una joven hada que creció en el Bosque de Melocotón, paraje donde habita la tribu de las aves, una casta de inmortales que se dedica a las artes curativas. Ling Xi, ansiosa por conocer mundo, un día escapa del bosque y entra sin permiso al Palacio Celestial, el dominio de los altos dioses. Los guardias la descubren y la persiguen hasta que cae en el Mar Inmortal, un lugar sagrado donde Jiu Chen, el alto Dios de la Guerra, llevaba miles de años dormido.
Ling Xi lo despierta y con esto echará a rodar el destino que aguardaba para ambos y que pondrá en riesgo el mundo.
La Bitácora de Ithil 