Makanai: La cocinera de las maiko – Reseña

  Kiyo Nozuki y Sumire Herai son dos chicas de 16 años que llegaron a Kioto con el sueño de convertirse en maikos. Para esto, se mudan al hanamachi, el barrio de las geishas, un sitio que las vinculará con el pasado más tradicional de Japón y que nos hará disfrutar de unas, cómo no, deliciosas horas de tierna distracción.

 Makanai es una linda sorpresa que recientemente, y muy en silencio como ha advertido la web, deparó al otaku Netflix, pues se trata de una adaptación de Maiko-san chi no Makanai-san, el manga de Aiko Koyama cuya historia pudimos conocer con el agradable anime de 2021, dirigida por el reconocido Hirokazu Koreeda.

 El anime me había dejado con ganas de más maikos, y claro, también de comida japonesa, así que cuando vi que en lo nuevo de Netflix aparecía un dorama de Makanai, lo apunté de inmediato. Veamos qué tal esta nueva aventura de Netflix con un live action de anime.

  Kiyo y Sumire en la casa de geishas, una okiya, recibiendo la bienvenida de sus maestras, a las que llamarán “madre”. El resto de las chicas serán sus “hermanas”. La casa será para ellas una acogedora, y muy atareada, familia.

 Kiyo (Nana Mori) es una chica que ama la cocina gracias a su abuela. Puede elaborar riquísimos platos sencillos, que serán la delicia de toda la casa una vez que ella se convierta en makanai. ¿Cómo? ¿Y Kiyo no soñaba con ser maiko? Pues, ya verán…

 Sumire (Natsuki Daguchi) sueña con ser maiko desde que en un paseo por Kioto quedara admirada por Momoko, la geiko más famosa de la ciudad y a quien tendrá por mentora (es quien arriba le aplicó la pintura). Con la inspiración en Momoko y el aliento, y las exquisiteces, de Kiyo, Sumire trabajará duro por su sueño. Sus maestras reconocerán en ella un talento de los que aparece cada tanto.

 Antes de seguir, recuerden: las maikos son las aprendices para geisha y geiko es el nombre que reciben las geishas en Kioto. Aquí podrán leer más sobre el tema.

 Las maikos que compartirán la casa con las protagonistas. Aquel que haya visto el anime reconocerá, sin dudas con una sonrisa, a Tsuguroma (Momoko Fukuchi), la chica de anteojos. Tal como sucedía en el anime, la tendremos a menudo acompañando a Kiyo en la cocina, siempre bien dispuesta para probar algo rico, en especial si se trata de dulces.

 Con las intervenciones de Tsuguroma podremos apreciar una fundamental diferencia respecto al anime. En este cada plato era explicado, sabríamos sobre su receta y orígenes; Makanai en cambio pasa del aspecto didáctico, tanto que en ocasiones ni se nos dirá lo que se está comiendo, y se concentra en el atractivo visual de la cocina y comida y en las sensaciones de los personajes.

 Lo anterior también aplica a lo que hace a los secretos de la vestimenta, costumbres y arte de las maikos y las geishas. Un ejemplo claro lo tendremos con Sumire, que en su primer noche como maiko la veremos lidiando con el takamakura, una almohada con soporte de madera pensada para que las maikos no arruinen su peinado al dormir. Mientras en el anime se nos cuenta en detalle de esto, aquí simplemente sabremos que las maikos usan una almohada que al común de las personas parecerá tortuosa.

 La mencionada Momoko (Ai Hashimoto) deslumbrando a su audiencia con el arte de su mai (baile). Sumire aprovechará cualquier oportunidad para aprender, con devoción, de ella.

 Momoko podría decirse que es el personaje secundario con mayor relevancia en el drama. Hay una trama que la involucra, una relativa al amor y al futuro de su carrera, que será una de las excusas con las que Makanai buscará complicar algo la historia. Estamos ante un recuentos de la vida, la expresión artística de un día cualquiera en la vida de Kiyo, Sumire y familia. Fuera de la expectativa por el mágico momento de ver a Sumire peinada, maquillada y vestida como maiko, el dorama no pretenderá más que cautivarnos con las vivencias de estas tranquilas y amables personas que habitan en “el país de las geishas” 

 En fin, magnífica adaptación de Maiko-san chi no Makanai-san. Contentará al fan del anime, supongo que también al del manga, y a todo aquel al que le pique la curiosidad por las maikos o simplemente tenga ganas de un buen dorama. Los recuentos de la vida eran el camino para los live action, Netflix. Que el próximo sea Yuru Camp…

.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s