Huck es un niño de unos trece años que vive en casa de la viuda de Watson, una señora acomodada de San Petesburgo, un pueblo situado a orillas del Mississippi. La viuda lo adoptó después de que Huck la salvara de un robo y con dedicación procura que el niño, que hasta entonces gustaba de dormir en barriles, darse a la pereza y disfrutar del vicio de un puro, aprenda a vivir como un niño cualquiera, que crece sano y querido entre afectos.
Huck no se muestra demasiado fervoroso con las intenciones de la viuda, sobre todo en lo que atañe a las cosas de la religión, importantes para ella, pero trata de ponerle algo de empeño para contentarla. Sin embargo, aparecerá el padre de Huck, un hombre alcohólico y violento, que echará todo a perder.
Así da comienzo la obra maestra de Mark Twain y continuación de Las aventuras de Tom Sawyer, el clásico infanto-juvenil del que les conté hace unos años y donde Huck aparece como el compañero para las ocurrencias de Tom. Y así también es como se nos presentará el personaje, con Huck prendiéndose en las aventuras quijotescas de Tom y su cuadrilla. Pero con la llegada de su padre, la novela dará un giro total, abandonará por completo el tono inocente y bucólico de su predecesora para transformarse en un relato descarnado de la sociedad norteamericana de mediados del IX, es decir, anterior a la Guerra de Secesión, a partir de la mirada ingenua de un niño huérfano que expondrá con natural franqueza las miserias de su época.
Huck, Jim y la balsa y el río Mississippi, los protagonistas de la novela. Bueno, estrictamente lo son Huck y Jim, pero es que buena parte del libro gravitará en torno a esos elementos, que al menos yo gracias a Huck aprendí a soñar (no digo amar porque nunca he podido llevar una vida junto al río) de niño. El Mississippi de Twain es para mí uno de los parajes más encantadores, sino el que más, con permiso de Tolkien, que he encontrado en la literatura. Y la balsa, nada se compara a ella. La balsa de Huck es la nave con la que siempre soñaré viajar.
¿Y quién es Jim? Solo diré que es un esclavo de la familia Watson que huye cuando escucha que podría ser vendido a las plantaciones en el sur, que para los esclavos significaba el infierno. Huck se topa por ahí con Jim, y escapan juntos hacia un estado no esclavista. Jim llevará a importantes dilemas morales a Huck.
Pero que lo dicho sobre la balsa no los engañe, no es que los protagonistas se la pasan en el río. Lo esperarán multitud de encuentros que llevarán a todo tipo de historias; de picaresca, de misterio, de venganza, etc. La balsa y el río conducen a estas aventuras que, como comenté al principio, con humor e ironía buscarán exponer la sociedad yanqui de aquel tiempo y contrastarla con dos personajes que para ella serían de lo más bajo y ruin: un esclavo fugitivo y un niño huérfano y dado a los vicios (el terror de las madres en palabras de Twain, por el mal ejemplo que era para los niños) que lo ayudaba a escapar.
¿Y a quién recomendaría el libro? Desde luego, a todo niño (yo lo leí con casi 10 años) que haya leído el Tom Sawyer, y sin más a los adultos que tengan ganas de leer un clásico mayúsculo de la literatura universal y una obra muy profunda. El tono coloquial y confidencial de Huck como narrador hace que la novela sea muy amena y ágil para leer para cualquiera.
Abajo una advertencia.
Dado los tiempos que corren, un par de cosas para los padres de niños que puedan querer leer el libro. Primero, los capítulos con el padre de Huck pueden resultar duros según la edad. Hablamos de abuso infantil, aunque un tanto «dulcificado» por la narración meramente descriptiva que hace Huck. Este se limita a presentar los hechos, no lo veremos llorar o suplicar. Hablamos de un niño que tenía naturalizada la violencia que le propinaba su padre. Si les sirve, recuerdo que el padre de Huck casi me hizo abandonar la lectura, pero con la ayuda de mi mamá seguí adelante, y bueno, hoy escribo esto.
Y segundo, por supuesto, el racismo y la esclavitud, dos temas medulares en la novela. Estamos ante un libro escrito en el siglo XIX que busca satirizar la sociedad de aquel tiempo: sus personajes son en mayor o menor medida racistas, la novela en cambio da un fuerte mensaje anti racista.