Eiko en Final Fantasy IX (II)

 Continúo con algunos momentos de Eiko en Final Fantasy IX. En la primer ocasión conté de cuando Eiko abruma a preguntas a Yitán en Madain Sari, una escena entrañable que podía hacer que la pequeña te conquistara con su simpatía o bien que le juraras odio para el resto del juego.

 Y ahora pasaré a contar sobre Eiko y el profesor Toto, el sabio que la reina Brahne había escogido de tutor y maestro para Garnet cuando la princesa era una niña.

 Ocurrida la muerte de la reina Brahne a manos de Bahamut, después de que Kuja volviera al eidolon contra ella, el grupo de Yitán regresa a Alexandria. Garnet se encierra en el palacio, tiene mucho para llorar y para reflexionar. Yitán, por su parte, siente que la todavía no coronada reina lo ha olvidado y que las cosas entre ellos no volverían a hacer como antes. Ahogaba sus penas sentado a la barra de una taberna. El resto del grupo deambulaba por Alexandria.

 A todo esto, Beatrix y Steiner comenzaban a sospecharse enamorados, pero, guerreros tan duros y parcos, no se atreverían a admitirlo, y menos cuando ambos decían odiarse. Entonces entran en escena Eiko y el bueno del profesor Toto. La niña, viendo que la historia entre Yitán y Garnet había quedado en un punto muerto, decide aprovechar la oportunidad para ganarse la simpatía de su amigo. ¿Simpatía? ¿Y qué otra cosa puedo decir? Sakaguchi para enfatizar el candor e ingenuidad de Eiko pensó en una niña con una capacidad para inventarse historias románticas extraña para su edad. Tanto Yitán como Garnet jamás dieron importancia a las ocurrencias de la pequeña. ¿Se acuerdan cuando le dice a Garnet «tenemos que hablar de mujer a mujer» y la princesa de queda con cara de what? ¡Ja, ja!.

 Eiko, pues, se pone manos a la obra, y después de dejar a Garnet con Beatrix en su habitación, piensa en un plan, y decide que escribirá una «carta de amor». Pero, se encuentra con el obstáculo de que no sabe cómo se escribe una carta de amor. De camino a las escaleras dentro del palacio, ve que baja un señor de anteojos, que anda como distraído por profundas cavilaciones, y ocurre la escena de la que quería hablar.

 Eiko ve al profesor Toto, e inmediatamente lo llama con estas palabras impagables: «Señor de aspecto serio». Desde entonces la frase me ha acompañado siempre. Es pensar en ella para que me asome una sonrisa, o incluso más, una risa, siempre en mi imaginación, que no es que ando entre la gente «riendo con Eiko». Díganme, ¿cómo se puede odiar a un personaje que se dirige a otro como «señor de aspecto serio?» Hay que tener el corazón de piedra para situar a Eiko entre los personajes más odiosos de la saga.  

 Toto mira a la niña y cómplice y divertido pregunta: «¿Tan serio me veo, señorita?». Eiko se muestra convencida y le dice que sí, que «Serio de pies a cabeza…». El profesor entonces anima a la pequeña a que desarrolle su razonamiento. Esto es un detalle genial, porque el profesor se divierte con Eiko en su oficio de maestro. La niña pones sus brazos en jarras, que es la postura típica en ella, se queda un segundo mirando al profesor, y responde con una construcción que por la repetición de palabras y lo acotado del concepto resulta deliciosa como expresión infantil. Dice, pues:

 «Primero, esa barba más que seria. Segundo, ese sombrero más que serio. Y tercero, esa nariz tremendamente seria. Sí, serio… te mire por donde te mire.»

 Un canto a lo kawai. Si tuviera que nombrar mi frase preferida en los videojuegos, sin dudas que citaría este diálogo, sobre todo hasta el «..tremendamente seria». Me he fijado en la versión en inglés, y por lejos me quedo con lo hecho en castellano. La traducción de Final Fantasy IX siempre fue reconocida como ejemplar. Bien, Toto, divertido, aunque siempre mostrándose «serio», responde: «Me ha dejado usted sin palabras…». La niña, siempre una luz, concluye con: «¡Pero apuesto a que eres bueno para escribir!» Genial.

 Es todo. Hasta la próxima. ¿Y la carta de amor? Pues, como sabrán terminó en otro destinatario; primero en Steiner y después en Beatrix. ¡Eiko de hada madrina! ¡Ja, ja, ja!.