*La entrada tendrá spoilers sobre el personaje de Illyanna Rasputin hasta el final de la saga Inferno.
Uncanny X-Men 153. Illyanna no se puede dormir. Teme lo que todo niño a su edad, que un monstruo se lo coma, y de monstruosos enemigos precisamente la Patrulla no estaba falta. Pero Peter Rasputín, su hermano, mejor como conocido Coloso, y Kitty Pryde, que por entoces tenía trece años, suben a la habitación de la niña, se sientan a un lado de la cama y, para suma felicidad de la pequeña, le hacen compañía.
Una escena muy linda. La Patrulla era una gran familia y a sus historias solo le faltaban un niño que aportase travesuras y gracias, si bien este papel dentro de todo lo cumplía Kitten. Ilyanna, pues, es la chiquilla del grupo. Kitty, como se aprecia en la viñeta, propone un cuento a Illyanna; transcurre el relato y toda la Patrulla se va sumando a escuchar la narración de Kitty. Un momento de camadería hermoso, que llega a su punto máximo cuando Scott da las gracias a Kitten porque le había permitido «aunque sea en un cuento la oportunidad de volver a compartir un tiempo con Jean». Genial.
La Patrulla estaba en su época dorada y al patriarca mutante, Claremont, el guionista que encumbró a los X-Men, cosa que se le ocurría, genialidad que le salía. Los ilustradores también estaban inspiradísimos, tal como se ve en la hermosa portada de arriba. ¡Lo que debe haber sido vivir estos cómics en su época! Yo los leí 30 años después y aquí me encuentro, escribiendo sobre ellos.
Todo muy lindo, pero estos son los X-Men. Las alegrías les son dadas a cuentagotas, les duran poco y nada, y ni siquiera los niños tienen un seguro para tropelías. En la Patrulla, todos tarde o temprano la pasarán mal. Llegaba el turno para Illyanna.
En la captura, Belasco, gobernador del Limbo, que pretende retener a Illyanna después de haberla raptado con el fin de prepararla como una suerte de talismán, que habría de permitir el regreso a la Tierra de dioses desterrados hacía eones y que, desde ya, estaban llamados a traer la desgracia. La Patrulla, con la ayuda de otra Storm, que había sobrevivido en el Limbo como hechicera —dimensiones múltiples y asuntos de esa índole—, finalmente pudo rescatar a la niña, pero a un precio enorme: lo que para la Tierra fueron segundos, en el Limbo fueron siete años. lllyana, por tanto, después de haber sido raptada a los seis años, fue recuperada con trece. ¿Qué pasó con ella? ¿Esos años significaron un vacío para la niña? No. En el Limbo el tiempo transcurría sujeto a otras leyes y lo que ocurrió a Illyanna lo habríamos de saber en la serie limitada titulada Magik.
En este especial de cuatro números, que salió fuera de la colección de la Patrulla, se cuenta acerca de la estadía en el Limbo de Illyanna, del entrenamiento tortuoso a manos del demonio S’ym y de la instrucción por parte de Ororo (Storm) para que la oscuridad no consumiera a la niña; en fin, de todo aquello que no se había revelado sobre el personaje. Una serie de cómics muy buena que se lee con alguna pena en cuanto te pones a imaginar lo que debió haber padecido la niña. Illyanna, transformada por su arte en «Magik», finalmente derroca a Belasco y se erige en soberana el Limbo, que luego dejaría a cargo de S’ym para regresar con los suyos. Una vez incorporada a los Nuevos Mutantes, sus realidades la habrían de sacudir a menudo: la niña adorable en pugna con la diablesa que usaba magia negra y tenía a demonios y otras entidades maléficas bajo su dominio. De ahí el apodo de «Niña Oscura».
Este viraje en el personaje de Illyanna fue un golpe duro para mí, que esperaba que su papel de «niña» de la Patrulla se desarrollara con normalidad, tanto por ella como por los otros personajes, pero los guionistas hicieron un buen trabajo. Los Nuevos Mutantes ganarían mucho con la incorporación de la oscura Magik.
Pasaron los años y llegamos a la saga Inferno. Magik, ya con quince años, había descuidado el Limbo y una rebelión la requirió con urgencia. Acude en compañía de los Nuevos Mutantes. Pero las cosas no salen bien y quedan atrapados. Hasta entonces Magik era vista con recelo por sus compañeros, en especial Rahne Sinclair (Wolfbane), una jovencita piadosa y de cerrado fervor religioso que no toleraba los tratos que la chica tenía con los demonios. Para Rahne, su compañera era el mismo diablo. Pero ocurre que en el Limbo, que estaba todo revuelto, dieron con la Illyanna de seis años recién raptada por Belasco.
Rahne se conmueve al conocer la verdad. Entiende que Illyanna no era maligna por naturaleza y que en su corazón la niña inocente pedía por ser rescatada. La joven quiere ir en su ayuda, pero Magik, que viste una preciosa armadura —asunto de la trama—, se lo prohíbe; entonces salen del Limbo y encuentra la tierra invadida por los demonios. El barullo argumental es importante, de modo que simplemente digamos que Magik para salvar a la tierra de los demonios y de los desajustes espacio temporales que padecía el Limbo debía asumir su papel como gobernadora y resignar lo que le restaba de «copito de nieve», como cariñosamente la llamaba su hermano. En otras palabras, convertirse por entero en una servidora de la oscuridad.
Magik desatada en la entidad que precisaba el Limbo para soberana. Como contaba, todo estaba hecho un caos y esto posibilitó que Rahne diese otra vez con la pequeña Illyanna. Pero Magik finalmente renuncia a su destino maléfico y se sacrifica para salvar la tierra.
Los Nuevos Mutantes lloran a su compañera. Rahne además está desconsolada por no haber podido proteger a la pequeña Ilyanna, perdida con la explosión que había desatado la espada de Magik, la Soul Sword. Pero entonces, con Peter que sostiene la armadura de su hermana, ocurre una de las escenas más hermosas que he leído en un cómic y con la que daré cierre a la entrada.
¡Copito de nieve había sido protegida por la armadura demoníaca de Magic! ¡La armadura obró como un cascarón y dio a Ilyanna un segundo nacimiento! ¿Qué más puedo decir? Gracias por tanto, Claremont.
Hace unas semanas leí un número de la Patrulla en el que aparecía el hermano perdido de Coloso. Cuando retome la lectura, espero que haya alguna escenita con copito de nieve, que no había nacido cuando se ausentó su hermano.